Renacentista

Renacentista
Imagen de muestra autoría, hecha mediante imágenes ajenas a nosotros.

lunes, 5 de marzo de 2012


Soneto III
(Garcilaso de la Vega)

 La mar en medio y tierras he dejado
de cuanto bien, cuitado, yo tenía;
y yéndome alejando cada día,
gentes, costumbres, lenguas he pasado.

Ya de volver estoy desconfiado;
pienso remedios en mi fantasía;
y el que más cierto espero es aquel día
que acabará la vida y el cuidado.

De cualquier mal pudiera socorrerme
con veros yo, señora, o esperallo,
si esperallo pudiera sin perdello;

mas no de veros ya para valerme,
si no es morir, ningún remedio hallo,
y si éste lo es, tampoco podré habello.

En primera instancia este es un soneto que vendría constando de una métrica  forma de dos cuartetos y dos tercetos con rima consonante, pero se encuentran irregularidades ya que debería ser una rima de CDC DCD, mientras que en este soneto vemos una rima CDD CDD.

Este poema nos habla de lo que hemos dejado ir, que no puede volver ya, pero trata más que nada el tema de un amor imposible. Que sin importar lo que cruce y venza, la vida lo pone en un callejón sin salida donde la opción más rápida que ve es la muerte.





Canciones de el alma en la íntima comunicación de unión de amor de Dios
(San Juan de la Cruz)


¡O llama de amor viva,
que tiernamente hyeres
de mi alma en el más profundo centro!
pues ya no eres esquiva,
acava ya, si quieres;
rompe la tela de este dulce encuentro.

¡O cauterio suave!
¡O regalada llaga!
¡O mano blanda! ¡O toque delicado,
que a vida eterna save
y toda deuda paga!,
matando muerte en vida la as trocado.

¡O lámparas de fuego,
en cuyos resplandores
las profundas cabernas del sentido
que estava obscuro y ciego
con estraños primores
calor y luz dan junto a su querido!

¡Quán manso y amoroso
recuerdas en mi seno
donde secretamente solo moras
y en tu aspirar sabroso
de bien y gloria lleno
quán delicadamente me enamoras!

Para empezar este poema es una lira, manejando metáforas como la llama, asiendo alusión al espíritu santo y a la trinidad.

Siendo San Juan religioso en este poema, nos habla de un pecado recién cometido, que si en un principio fue un placer después termina convirtiéndose en un dolor.

            Después dice que las lámparas de fuego (Dios) nos quita el pecado y nos alumbra en toda obscuridad y en todo logar donde alguna vez fuimos ciegos, dándonos además refugio en su amor y su gloria, que como dice enamora.








Noche Serena
(Fray Luis de León)

Cuando contemplo el cielo
de innumerables luces adornado,
y miro hacia el suelo,
de noche rodeado,
en sueño y en olvido sepultado,                

  el amor y la pena
despiertan en mi pecho un ansia ardiente;
despiden larga vena
los ojos hechos fuente;
la lengua dice al fin con voz doliente:        

  «Morada de grandeza,
templo de claridad y de hermosura:
mi alma que a tu alteza
nació, ¿qué desventura
la tiene en esta cárcel, baja, oscura? 

Este es un poema hecho en lira con estrofas de 5 a 7 versos de once y de siete sílabas, con una rima perfecta. El esquema de la rima seria este: a b a b b.
           
            Habla en este poema como si estuviera en una prisión y rodeado por suelo y noche, sintiendo (a nuestro parecer) una especie de estar enterrado vivo hasta que se hecha en llanto llamando a su amigo (o al recuerdo del mismo).






Vivo sin vivir en mí
(Santa teresa de Jesús 1515-1582)

  Vivo sin vivir en mí,
y de tal manera espero,
que muero porque no muero.

  Vivo ya fuera de mí
después que muero de amor;          
porque vivo en el Señor,
que me quiso para sí;
cuando el corazón le di
puse en él este letrero:
que muero porque no muero.          

  Esta divina prisión
del amor con que yo vivo
ha hecho a Dios mi cautivo,
y libre mi corazón;
y causa en mí tal pasión            
ver a Dios mi prisionero,
que muero porque no muero.

  ¡Ay, qué larga es esta vida!
¡Qué duros estos destierros,
esta cárcel, estos hierros          
en que el alma está metida!
Sólo esperar la salida
me causa dolor tan fiero,
que muero porque no muero.          

  ¡Ay, qué vida tan amarga          
do no se goza el Señor!
Porque si es dulce el amor,
no lo es la esperanza larga.
Quíteme Dios esta carga,
más pesada que el acero,            
que muero porque no muero.

  Sólo con la confianza
vivo de que he de morir,
porque muriendo, el vivir
me asegura mi esperanza.            
Muerte do el vivir se alcanza,
no te tardes, que te espero,
que muero porque no muero.

  Mira que el amor es fuerte,
vida, no me seas molesta;            
mira que sólo te resta,
para ganarte, perderte.
Venga ya la dulce muerte,
el morir venga ligero,
que muero porque no muero.          

  Aquella vida de arriba
es la vida verdadera;
hasta que esta vida muera,
no se goza estando viva.
Muerte, no me seas esquiva;          
viva muriendo primero,
que muero porque no muero.

  Vida, ¿qué puedo yo darle
a mi Dios, que vive en mí,
si no es el perderte a ti           
para mejor a Él gozarle?
Quiero muriendo alcanzarle,
pues tanto a mi Amado quiero,
que muero porque no muero.


La autora, a mi percepción, intenta dar a entender que se encuentra confundida, que ya no vive más en ella, por que cambió su forma de ver las cosas, pero al mismo tiempo sabe que no está muerta, que su esencia no ha muerto, pero como no sabe si ganará o perderá (supongo que a una persona) pide y suplica que mejor le llegue la muerte, porque no puede disfrutar, ni está feliz ni está triste, ni gana ni pierde, ni goza ni sufre, por eso mismo vive sin vivir en ella y muere por qué no muere. 

            Es también una rima perfecta, con ocho silabas en cada verso.









A la entrada de un valle, en un desierto

(Garcilaso de la Vega)

A la entrada de un valle, en un desierto,
do nadie atravesaba ni se vía,
vi que con extrañeza un can hacía
extremos de dolor con desconcierto;

ahora suelta el llanto al cielo abierto,
ora va rastreando por la vía;
camina, vuelve, para y todavía
quedaba desmayado como muerto.

Y fue que se apartó de su presencia
su amo, y no le hallaba, y esto siente;
mirad hasta do llega el mal de ausencia.

Me movió a compasión ver su accidente;
díjele lastimado: Ten paciencia,
que yo alcanzó razón, y estoy ausente

En este poema muestra nos habla de la muerte o ausencia de un ser querido (a nuestro parecer), el cual nos puede ayudar a poder salir adelante como un amo, ya que estos pueden guiarnos.